Profundizamos en las claves del fenómeno conocido como clickbait o “ciberanzuelo”, es decir, el diseño de contenidos gancho que buscan atraer la atención de los lectores y animarlos a hacer clic en el vínculo de una página.
El paseo hasta el quiosco para comprar la prensa es una costumbre moribunda. Los medios de comunicación se financian, fundamentalmente, a través de las visitas a sus páginas web que determinan el volumen y el coste de la publicidad que insertan. Por eso, atraer lectores para incrementar el tráfico resulta trascendental para la subsistencia de cualquier medio de comunicación.
Junto a ello, las herramientas de software analítico permiten a las empresas periodísticas rastrear las preferencias de su audiencia. Se miden las noticias, los titulares, las imágenes o los protagonistas que resultan más atractivos. Es la dictadura de la página vista que mejora la posición de las noticias a medida que son más compartidas. Conocidas esas preferencias, los medios digitales, tal y como indican Túñez, Sixto-García y Guevara “no pueden obviar los intereses de la ciudadanía y lo que los usuarios valorizan acaba por convertirse en noticia”.
En este contexto surge el fenómeno conocido como clickbait o “ciberanzuelo”, es decir, el diseño de contenidos gancho que buscan atraer la atención de los lectores y animarlos a hacer clic en el vínculo de una página.
El objetivo es el señalado por Salaverría, “hacer un periodismo que se inocule con la facilidad de un virus”. Un objetivo cada vez más difícil de lograr en un mercado saturado de estímulos informativos y donde los medios luchan para que su contenido resulte llamativo y urgente.
Y, aunque pudiera parecer que es una estrategia exclusiva de los medios más populares, la prensa de calidad también se ha subido al carro de utilizar estos anzuelos para pescar lectores.

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Una investigación desarrollada en la Universidad de Valladolid analiza los recursos más utilizados por el clickbait para conseguir su propósito. Además, comprueba su presencia en las noticias difundidas por los diarios El País y El Mundo en sus redes sociales.
El clickbait recurre a la psicología para estimular el deseo de acceder a un link. Los métodos más utilizados son los siguientes:
Ofrecer una información incompleta: El objetivo es despertar la curiosidad del lector hurtándole una parte fundamental de la información.
Según analizó Loewenstein, ante una carencia informativa (lo que denominó brecha de conocimiento) se produce una sensación de inquietud y malestar que solo se alivia obteniendo los datos para suplir esa privación. Eso funcionaría como un imperativo de acción en el lector. Así, se comprueba cómo los titulares del clickbait a menudo omiten el dato principal de la información.
El titular: “Este es el actor español que está conquistando Hollywood” ocultaría el nombre del personaje y obligaría a acceder al vínculo para averiguarlo. Dentro de este recurso, se dan otras fórmulas como la utilización de interrogantes incontestados para cuya resolución es preciso acceder a la página.
También la curiosidad se excita mediante el uso de listados, (las listicles abordadas por Viguen)
del tipo:
“Los cuatro políticos más odiados”
“Las 5 cosas que haces mal al conducir”.
La falta de claridad o precisión en la redacción del titular destinada a sembrar dudas en el lector actúa también como espuela para estimular su curiosidad. A menudo esa ambigüedad esconde lo que es solo un rumor, una noticia sin confirmar o la pura especulación del periodista.
Junto a estos recursos, el clickbait utiliza las claves que ha empleado el sensacionalismo informativo desde su origen en el siglo XIX.
Contenidos llamativos:
“La batalla del policía que descubrió a los 47 años que es negro”
O curiosidades:
“Fue a comprar un reloj y la trataron como a una ‘pordiosera’. Tras conocer quién era, Chanel se disculpa”
También los hechos protagonizados por celebrities. Sus nombres, actúan como señuelo y los medios los introducen en sus páginas para favorecer el tráfico a su web:
“A fuerza de asados y mate, las parejas de Messi y Suárez se hicieron amigas. Y abren tienda de zapatos en Barcelona”
Las informaciones de sucesos se incardinan igualmente en esta estrategia. Con una condición: cuanto más morbosos resulten, mejor:
“La octogenaria supuestamente mató a su marido, enfermo de cáncer, propinándole 14 golpes con una muleta”
Pero, el clickbait no es inocuo. Perjudica la calidad de la información recibida porque satura de noticias banales, exageradas y de recursos expresivos que sirven de gancho la información difundida por los medios de comunicación en redes sociales.
Por eso, cuándo consuma información, sea consciente de los recursos aquí descritos, algunos evidentes, otros algo más sutiles. Están diseñados como cebo y usted es el pececillo a punto de morder el anzuelo.
Marta Redondo, Grupo de Investigación Nuevas Tendencias en Comunicación (NUTECO), Universidad de Valladolid y Pilar Sánchez García, profesora e investigadora Grupo Nuevas Tendencias en Comunicación (NUTECO), Universidad de Valladolid
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.