La digitalización que todo lo impregna ha puesto la soga al cuello a los medios más tradicionales. Y sin embargo el periodismo de calidad es hoy más importante que nunca.
En ese océano infestado de «fake news» que es la red de redes ¿cómo pueden los medios nadar contra corriente y revestirse de atractivo para el público navegando a bordo de la verdad?
A esta y otras preguntas han dado respuesta hoy en la jornada Innovation Day de Serviceplan Tanit Koch, directora de ntv, Carsten Knop, editor de Frankfurter Allgemeine Zeitung, y Helle Thorning-Schmidt, exprimera ministra de Dinamarca y copresidenta del “Oversight Board” de Facebook.
Desde el punto de vista de Knop «la verdad es como el dinero. Si falsificas el dinero en circulación y hay tanto que lo ‘fake’ deja de ser una excepción para convertirse en la norma, la gente dejará de aceptar billetes».
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El periodismo necesita más que nunca inyección de verdad, pero también hay que hacerlo más accesible al público. «Necesitamos lograr que las noticias sean lo más accesibles posibles y no solo en el plano técnico. Debemos ser también transparentes a la hora de conectar con las personas para las que trabajamos», subraya Koch.
A la hora de aproximarse a los consumidores de noticias hay que distinguir, por otra parte, entre los críticos y quienes viven en una perpetua negación (los teóricos de la conspiración, por ejemplo). En este sentido, «a la hora de cubrir determinados contenidos debemos ser capaces de desenmascarar a quienes no merecen formar parte del debate público», apunta Koch.
En el futuro al periodismo no le quedará más remedio que enarbolar la bandera de la calidad y ser de pago
De todos modos, la nueva era digital no proyecta única y exclusivamente problemas sobre el periodismo, despojándolo de veracidad y reputación. Puede que las redes sociales sean un recipiente rebosante de mentiras, pero «también han dado voz a millones de personas y son la razón por la que movimientos como ‘Black Lives Matter’ son posibles. Antes los medios estaban controlados habitualmente por pequeñas elites lideradas por hombres blancos», advierte Thorning-Schmidt.
Sí es cierto, no obstante, que las redes sociales amplifican como una cámara de eco la desinformación, admite la exprimera ministra danesa. «A veces la desinformación es tan extrema que la gente para vivir realidades completamente distintas», denuncia.
Para poner coto a la polarización solapada a la desinformación «necesitamos apoyar el periodismo local de calidad. Tenemos que hallar la manera de procurar soporte al periodismo enraizado en los datos. Y a este respecto las redes sociales deberían ser mucho más cuidadosas de lo que son con las personas a las que sirven», destaca Thorning-Schmidt.
La que fuera primera ministra de Dinamarca está convencida de que «en cinco años el periodismo será periodismo de primerísima calidad por el que la gente pagará. Será asimismo más accesible, estará obsesionado con sus clientes y continuará siendo rentable».
En el futuro a corto plazo el periodismo seguirá siendo fiel a sus valores tradicionales y los amalgamará con «un interés genuino en sus lectores y con su disposición a introducir cambios en los puntos de vista de la gente», concluye Thorning-Schmidt.